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EL PUNTO DE VENTA: VUELTA EN U
Como agencia, una de las funciones que abarcamos es el enfoque al punto de venta, y como lo hemos expuesto en publicaciones pasadas, nos emocionan las posibilidades ilimitadas que la tecnología ofrece para este escenario.
Hemos dado un par de vistas hacia el futuro del punto de venta y ahora es nuestra intención hacer una vuelta en U hacia el pasado.
Orígenes del punto de venta
Los orígenes del punto de venta son tan interesantes como los avances que hay en el presente y las predicciones de su futuro.
Nos remontaremos muy atrás: cuando el número de tiendas no superaba el número de habitantes en ciertas regiones, y cuando contemplar escaparates los fines de semana no constituía una actividad cotidiana de entretenimiento.

fotografía de Anna Dziubinska
A pesar de que el intercambio y la transacción son actos humanos de la naturaleza más primaria y han sucedido desde que el hombre es hombre, el precedente histórico del punto de venta como lo conocemos se remonta a la Antigua Grecia, al periodo conocido como el Siglo de Pericles, al que historiadores le atribuyen una gran parte del siglo V a. C. Se considera que fue en esa época cuando Atenas logró su máximo apogeo político, cultural e intelectual.
El ágora en la antigua Grecia
Conjuntos de decisiones políticas acertadas dieron cabida a grandes innovaciones urbanísticas, entre ellas, el ágora: el máximo punto de congregación de los ciudadanos de las polis, y el predecesor oficial de los centros comerciales.
Se establecieron ágoras en distintos puntos, sobre todo en las ciudades marítimas que tenían estrecha conexión con los puertos.
La principal, por supuesto, fue el ágora de Atenas.

fotografía de Jasper Flintsmith
En el ágora convivían los conceptos más determinantes de la civilización griega: la política, la religión, la filosofía y el comercio, todos situados en sus respectivas áreas y establecimientos.
El papel del mercado en la antigua Grecia y el origen del punto de venta
El área mercantil, y principal objeto de interés esta ocasión, era nada más y nada menos que un mercado.
El mercado era un espacio al aire libre donde mercaderes profesionales, agricultores y artesanos se organizaban en gremios y pagaban un impuesto al estado por el espacio que ocupaban en el mercado.
Abundaba el vino, el pan, el aceite de oliva y las verduras porque eran fruto de las cosechas principales de la región.
El trabajo de artesanía ofrecía lámparas de aceite, tejidos, artículos de uso doméstico como platos y vasijas, y el clásico trabajo de cerámica griega que plasmaba elementos de la naturaleza, escenas de guerra y representaciones mitológicas de sus deidades.
Se podían encontrar también los productos de importación, principalmente la madera, el papiro y las especias que importaban de Egipto, Cirenaica y Sicilia.

fotografía de Ancient Greece Facts
Los agoranomos eran los oficiales del estado que mantenían el orden del mercado: supervisaban la calidad de los productos, controlaban los precios para regular la competencia y recaudaban los impuestos del mercado; impuestos que después rendían frutos en el progreso de la ciudad.
Es cierto que los espacios de congregación y de intercambio se han dado de forma orgánica desde el inicio de los tiempos, y que cada cultura madre tendrá su versión de una “plaza”, lo interesante del ágora es el hecho de que establece todas las condiciones de un punto de venta físico en la actualidad: hay un perímetro físico donde se acciona la oferta y la demanda, participan procesos de regulación, y esa actividad es un sostén de la economía.

fotografía de Ancient Greek Facts
Es impresionante poner en paralelo un ágora de la Antigua Grecia con un punto de venta hoy en día; alucinante pensar en que lo que constituye un punto de venta en la actualidad rebasa los límites de lo físico—que los hay permanentes e itinerantes; digitales y físicos; fijos, móviles e híbridos, y que esa ruptura tan brutal de fronteras es una parte natural de nuestra cotidianidad.
Que, por supuesto, aún tenemos mercados como los de la Antigua Grecia, y que tenemos la opción de caminar al ágora como un ciudadano ateneo por un vino para acompañar la cena, o bien, cualquier plataforma de delivery.

fotografía de Victor He
Algo es seguro: aún con todas las novedades del panorama online que están por venir, y todas las nuevas vías de acceso a los productos que todavía ni se nos ocurren, el punto de venta físico seguirá siendo un centro estratégico de actividad comercial, y que dentro de él, las posibilidades de generar experiencias son ilimitadas.

CLAUDIA S. GUERRERO
Content Strategist de UOU AGENCY